En la unidad 12 del Libro de Amparo Sancho observamos que la actividad
turística constituye un marco en el que, generalmente, entran en contacto
personas de bagajes culturales y socioeconómicos muy diferentes, ya que implica
el desplazamiento de turistas a una región distinta del lugar de residencia
habitual. Los impactos socioculturales en un destino turístico son el resultado
de dichas relaciones sociales mantenidas durante la estancia de los visitantes
en el mismo, cuya intensidad y duración se ven afectadas por factores
espaciales y temporales restringidos.
Según De Kadt
(1979, p. 50), el encuentro entre turistas y residentes tiene lugar en tres
contextos principales:
• Cuando el turista
compra un bien o servicio al residente.
• Cuando ambos
comparten los mismos espacios físicos (playas, paseos, etc.).
• Cuando ambos
intercambian información y/o ideas.
Los dos primeros
son los contactos más frecuentes, sobre todo en el turismo de masas, en el cual
los turistas no tienen interés en introducirse en la cultura local de la región
visitada sino, bien al contrario, suelen formar ghettos en los que
siguen manteniendo las costumbres de sus países de origen y se relacionan con
individuos de su misma nacionalidad. Como afirman Mathieson y Wall (1982, p.
121): “El turismo de masas está rodeado por, pero no integrado en, la sociedad receptora”.
En muchas ocasiones
el desarrollo de este tipo de enclaves turísticos, destinados al consumo de
masas, facilita la segregación de la población local. Incluso en aquellas ocasiones
en que predomina el turismo residencial –el visitante pasa largas temporadas en
el destino–, pueden surgir problemas en las relaciones entre las dos
comunidades.
La dificultad de
entendimiento y relación puede surgir por múltiples factores: diferentes
idiomas, costumbres de consumo y comportamiento social, valores religiosos o
éticos, etc.
Algunos autores
argumentan que, dependiendo del tipo de turista que visita la región, el
impacto sociocultural será más o menos intenso, más o menos positivo. En todo
caso, como afirma Pearce (1989), incluso cuando la toma de contacto entre
turistas y residentes no es muy profunda, la mera observación del
comportamiento de los visitantes puede inducir a cambios en las actitudes,
valores y comportamientos por parte de los habitantes de la región receptora:
es el llamado efecto demostración.
Incluso el turismo
nacional, en el que visitantes y residentes proceden de un mismo contexto
sociocultural, provoca cambios sociales y culturales en el destino.
Por lo tanto, los
turistas no necesitan entrar en contacto con los residentes para que los
impactos socioculturales derivados del turismo tengan lugar en el destino.
Cooper et al. (1993) hablan de impactos socioculturales indirectos,
refiriéndose a los cambios sociales que acompañan al establecimiento de nuevas
formas de comunicación, transporte e infraestructuras propias de la actividad
turística.
También hacen
referencia a los impactos inducidos
que aparecen con el aumento del nivel de vida económico aportado por
el turismo, ya que la población modifica su comportamiento de consumo,
aumentando su abanico de necesidades y acelerando así los cambios sociales.
La magnitud de los
impactos dependerá, en gran medida, de las características propias de los
turistas y de las diferencias socioculturales existentes con respecto a los
residentes. Inskeep (1991) señala que las principales diferencias se centran en
los sistemas de valores, en las creencias religiosas, en las tradiciones y
costumbres, en los estilos de vida, en los modelos de comportamiento, en las
actitudes hacia los extranjeros, etc.
Según la tipología
de Plog (1977) los turistas pueden clasificarse siguiendo un espectro que
alinea a los allocéntricos en un extremo y a los psicocéntricos en el otro. El
grupo de los allocéntricos se
siente atraído por nuevos destinos desconocidos,
en los que no exista desarrollo turístico previo y en los que pueda adaptarse a
las costumbres locales. El grupo de los psicocéntricos,
sin embargo, busca entornos familiares, no se aventura a visitar lugares
desconocidos, no se adapta a las costumbres de las regiones que visita y
necesita un gran número de infraestructuras turísticas para el desarrollo de su
experiencia turística.
Generalmente, los
allocéntricos suelen proceder de grupos sociales con mayor poder adquisitivo
que los psicocéntricos.
Entre estos dos
polos, completamente opuestos, Plog sitúa a los para-allocéntricos, a los céntricos
y a los para-psicocéntricos,
argumentando que la mayoría de la población pertenece a los céntricos.
Existen otras
tipologías que resultan útiles como marco para clasificar a los turistas según
un fenómeno determinado –generalmente, teniendo en cuenta motivaciones,
comportamiento, beneficios buscados en la experiencia turística, etc.– y que
facilitan el análisis conceptual de los impactos Doxey (1975) sintetiza las
relaciones entre visitantes y residentes en las siguientes etapas, que pueden
servir para medir el nivel de los impactos socioculturales que pueden tener
lugar en un destino turístico:
• Etapa de euforia: es la etapa de las
primeras fases de aparición del turismo, cuando éste provoca exaltación y
entusiasmo por parte de la población residente, que lo percibe como una buena
opción de desarrollo.
• Etapa de
apatía: una vez que la expansión se ha producido, el turismo se percibe en
el destino como un negocio del que hay que sacar partido. El contacto se ha
formalizado más.
• Etapa de
irritación: a medida que se alcanzan niveles de saturación en el destino,
los residentes necesitan facilidades adicionales para poder aceptar la
actividad turística.
• Etapa de
antagonismo: el turismo es considerado como el causante de todos los males
del destino.
• Etapa final:
durante todo el proceso anterior, el destino ha perdido todos los atractivos
que originalmente atrajeron a los turistas.
Las etapas
mencionadas pueden relacionarse con las señaladas por Butler (1980)
refiriéndose al ciclo de vida de un destino turístico. El autor distingue entre
las siguientes etapas: exploración, compromiso, desarrollo, consolidación,
estancamiento. La etapa de estancamiento puede dar lugar, bien al declive del
destino turístico, bien a sus causados por cada grupo, ya que las actitudes de
los individuos hacia el turismo varían dependiendo de factores tales como la
edad, el nivel de educación, la renta disponible, el contexto cultural, etc.
Esta clasificación
puede utilizarse para explicar la evolución de un destino o de un producto
turístico sirviendo de guía para diseñar la planificación del mismo y teniendo
en cuenta la reacción de la población residente. No obstante, las etapas están
apoyadas en el comportamiento de una única variable –el número de visitantes– y
algunos autores insisten en que esta variable no es suficiente para explicar la
evolución de un resort turístico (R. A. Smith, 1992).
Mientras los impactos económicos del
turismo han sido enfocados desde el punto de vista de los beneficios que
aporta, los impactos socioculturales también suelen ser analizados desde su
parte negativa; sin embargo el turismo sigue aportando beneficios positivos
entre comunidades diferentes.
Impactos positivos
El turismo también puede ayudar a
estimular el interés de los residentes por la cultura propia, por sus
tradiciones, costumbres y patrimonio histórico, puesto que los elementos
culturales con valor para los turistas se recuperan y conservan, de manera que
puedan ser incluidos en la experiencia turística. Este despertar cultural puede
constituir una experiencia positiva para los residentes, aportándoles cierta
concienciación sobre la continuidad histórica y cultural de su comunidad, a la
vez que pueden convertirse en aspectos que potencien el atractivo turístico del
destino.
De esta forma el turismo contribuye a:
• La preservación y rehabilitación de
monumentos, edificios, lugares históricos.
• La revitalización de las costumbres
locales: artesanía, folclore, festivales, gastronomía, etc.
Además, el turismo puede ser el factor que acelere los cambios
sociales positivos en una comunidad, en términos de mayor tolerancia y
bienestar.
El efecto demostración puede ser
beneficioso cuando anima a los residentes a luchar y/o trabajar por cosas de
las que carecen; incremento del nivel de calidad de vida o valor de igualdad;
otro de los impactos beneficiosos es la oportunidad que éste ofrece a sus
participantes de practicar un intercambio cultural con los residentes de la
región que visitan. Este tipo de experiencias incide sobre la percepción del
visitante hacia otras culturas y formas de vida, aumentando la comprensión y el
respeto de las diferencias.
Impactos
negativos
En algunos países en vías de
desarrollo, se ha extendido entre la población local cierto resentimiento hacia
el turismo internacional. En general, cabe afirmar que esta actitud será más
evidente cuan mayores sean las diferencias económicas entre visitantes y
residentes.
Así, por ejemplo, son focos de tensión
social a tener en cuenta: la aparición de ghettos(área separada para la vivienda de un
determinado origen étnico, cultural o religioso, voluntaria o
involuntariamente)de gran lujo en lugares dominados por la pobreza, la ocupación
de los puestos de trabajo más cualificados por trabajadores extranjeros, la
menor retribución salarial a los trabajadores nacionales, etc.
Para muchos países en desarrollo, el
turismo establece las bases de una nueva forma de colonialismo basado en la
dependencia de las divisas extranjeras como vía para el desarrollo económico.
Por ello, en algunos destinos ha sido evidente el aumento del crimen, la
prostitución, el juego, el terrorismo y los conflictos causados por las drogas.
En ocasiones, los turistas son
considerados como elementos a través de los cuales se puede hacer negocio y
obtener publicidad (por ejemplo, en el caso del terrorismo).
El turismo puede provocar, así mismo,
una des culturización del destino: el efecto demostración puede llevar a la
desaparición de la cultura (que suele ser la de la comunidad receptora), frente
a la más fuerte (la del visitante). Este fenómeno puede afectar a muchos países
en desarrollo, ya que la cultura de los turistas suele ser percibida por los
residentes como superior a la local, especialmente por el mayor nivel de vida
que manifiestan, provocando la adaptación de costumbres occidentales culturas
indígenas. La mercantilización extrema de las tradiciones locales,
despojándolas de su verdadero significado, puede fomentar un proceso de des
culturización, que a la vez puede acabar destruyendo los atractivos que en su
día iniciaron el flujo de visitantes.
En definitiva, se debe tener presente
que determinados tipos de turismo (como el turismo de masas) no permiten la
existencia de un verdadero intercambio cultural entre visitantes y residentes,
por lo que favorecen la difusión y permanencia de imágenes estereotipadas
(repetitivo y sin emoción) sobre determinados países y sus habitantes.
PRINCIPIOS
FUNDAMENTALES EN EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD TURÍSTICA
Cuando se analiza el turismo como actividad
económica se le debe definir como el conjunto de acciones y relaciones que se
originan cuando se efectúa el desplazamiento de personas fuera de los confines
de su residencia habitual, con fines de ocio, negocio, placer, aventura,
personales, religiosos, de salud, placer, profesionales, etc. Este conlleva a la
realización de gastos los cuales reportan
obligatoriamente beneficios al destino en cuestión y donde los turistas
satisfacen las necesidades antes mencionadas.
El turismo es una actividad multisectorial y
multidisciplinaria en la que participan diferentes áreas productivas como
la agricultura, construcción, fabricación y de sectores
públicos y privados para proporcionar los bienes y los servicios utilizados por los
turistas. Este sector no tiene determinado con claridad la existencia de
un producto tangible, sino que lo
conforman un conjunto de servicios que no son los mismos en los diferentes
países. Esto no es fruto de la casualidad, cada nación trata de diseñar su
destino y producto turístico con peculiaridades y atractivos que los hagan
únicos.
El turismo, al igual que otros sectores se ve
beneficiado por la integración de las naciones. Una
mala interpretación de la
integración económica, que resulta una tendencia favorable actual para muchos
países, es el hecho de considerar que todos los caminos no conducen a Roma sino al Neoliberalismo, o decir, estamos
en presencia del lado oscuro de la Globalización.
Para entender porque uno de los principios de la globalización es
la eliminación de las barreras arancelarias se deben definir los Aranceles como una lista o
catálogo de impuestos aduaneros aplicados
generalmente por el gobierno sobre las importaciones y, a veces, sobre
las exportaciones.
Se han hecho algunos estudios de porqué no es
conveniente para muchos países sobre todo desarrollados, los aranceles, para lo
cual han firmado tratados comerciales con otros
países que casualmente no presentan los mismos niveles de desarrollo económico
productivo. Como el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU., Canadá
y México, en el que México por ser la
economía más débil de la triada lleva las de perder viendo su mercado abarrotado de productos norteamericanos en su
mayoría y con un estancamiento de su producción.
Durante las últimas décadas,
algunos observadores han comenzado a advertir sobre algunos resultados de la
tecnología que también poseen aspectos destructivos y perjudiciales. De la
década de 1970 a la de 1980, el número de estos resultados negativos ha
aumentado y sus problemas han alcanzado difusión pública. Los observadores
señalaron, entre otros peligros, que los tubos de escape de los automóviles
estaban contaminando la atmósfera, que los recursos mundiales se estaban usando por encima de sus posibilidades,
que pesticidas como el DDT amenazaban la cadena alimenticia, y que los residuos minerales de una gran variedad de recursos industriales estaban
contaminando las reservas de agua subterránea. En las últimas décadas, se argumenta que el
medio ambiente ha sido tan dañado por los procesos tecnológicos que uno de los
mayores desafíos de la sociedad moderna es la búsqueda de lugares para
almacenar la gran cantidad de residuos que se producen. Véase Lluvia ácida;
Contaminación atmosférica; Conservación; Ecología; Capa de ozono; Lluvia radiactiva. Los problemas originados por la
tecnología son la consecuencia de la incapacidad de predecir o valorar sus
posibles consecuencias negativas. Se seguirán sopesando las ventajas y las
desventajas de la tecnología, mientras se aprovechan sus resultados.